Nunca ignores la verdad por transitoria felicidad.

No hay peor ciego que aquel que abre los ojos y deliberadamente los vuelve a cerrar.

No hay peor cobardía que ver la puerta abierta y no mirar, por miedo a no poder soportar la verdad que el otro lado le pueda arrojar.

Quien ama, lo demuestra. No hay excusas.

Siempre que te encuentres dando más de lo que recibes, y sin mucho interés, da un paso atrás y evalúa en qué lugar estás.

Recuerda, no es egoísmo sentirse querido (a), desear afecto y atención en relación a lo qué tú das.

Evalúa sus excusas, evalúa su energía cuando está a tu lado, no me digas que no lo notas porque eso solo indica que tu apego es grande y has creado vínculos de dependencia.

Nadie es tonto, el deseo y la pasión son evidentes hasta en las miradas.